Snakeskin Jacket

Horario y Lugar
Martes a Viernes 11:00-19:00 / Sábado 11:00 - 14:00 Lunes y Domingo Cerrado
Artistas
Juan Pérez Agirregoikoa
28. Apr 10. Jun. 2023 11 - 19

Snakeskin Jacket: Juan Pérez Agirregoikoa

¿Cuál es la finalidad del arte? Para Juan Pérez Agirregoikoa: acabar con la cultura. No con toda la cultura, pues sabe que las revoluciones que olvidan a los padres, tarde o temprano, terminan en manos de otros iguales o peores. Su lucha artística es, por lo tanto, contra aquellos aspectos de la cultura que adoptamos y pasamos de generación en generación sin cuestionar, sin someterlos al sentido común; mitos y juicios que nos imponen desde pequeños, como la religión o la nación, hasta transformarlos en la esencia de nuestra identidad. Pérez Agirregoikoa toma los símbolos de la cultura que operan como pegamentos sociales y, modificando el encuadre o la técnica, subvierte su sentido y desnuda el absurdo que se esconde bajo ellos. El resultado no está exento de humor. “Steven Segal es violento pero muy bueno”, dice una de sus pancartas.

Esta finalidad del arte, sin embargo, es solo el punto de partida. Para Pérez Agirregoikoa, la gran pregunta que debe enfrentar un artista es cómo plasmar lo que se quiere decir. En sus inicios, usaba un solo lenguaje pero, muy pronto, lo consideró limitante y concluyó que cada idea requería de una técnica diferente. Por eso entre sus obras se encuentran óleos, acuarelas, carboncillo, videos, libros pop-up, pancartas, lienzos acarreados por aviones, medios que escoge con meticulosidad, luego de un arduo proceso creativo que él compara con una larga digestión. “Cuando el problema se resuelve, las heces, los restos es lo que queda de ese proceso, lo que se despega del cuerpo, que en nuestro medio se denomina arte. El arte sería una gran producción de deshechos”.

Las obras que presenta en esta exposición son “los restos” de una investigación acerca de lo que sucede a su alrededor: el ascenso de los movimientos de masas de extrema derecha. Son obras que adulteran los símbolos de poder, como las manos alzadas con el saludo nazi, que parece un collage hecho por un niño que aún no sabe cuántos dedos tiene una mano y que se divierte ilustrando el horror.

La serie “Great Black Chickens” son telas de formatos grandes, imponentes, montadas en lo alto, obligándonos a alzar la vista para contemplar un conjunto de águilas (pintadas a lápiz) provenientes de distintas culturas (en este caso águilas de la Roma antigua y de la Roma fascista, de Alemania, Rusia y Estados Unidos). En la antigüedad, el águila se relacionaba con los dioses del poder y de la guerra, simbolizando aquello que domina desde la alturas y que, con su mirada penetrante, es capaz de ver todo lo que sucede bajo suyo. Al reunir todas estas águilas en un mismo encuadre se realza su petulancia, como si cada una se esforzara por aparecer más majestuosa que la otra, como si estuviesen posando para una selfie, buscando el ángulo exacto que resalte sus rasgos más imponentes, la impostura de lo heroico, de la virilidad, la fantasía de ser un símbolo puro del patriarcado cuando, quizás, no sean más que “grandes gallinas”.

En la serie “El Imperialismo Americano es…” vemos tigres —otro símbolo del poder que es, a su vez, un animal depredador— construidos con pequeños papelitos de colores, como un collage infantil. Es la representación plástica de un concepto que Mao Tse Tung utilizó para describir al imperialismo norteamericano. Según Mao, las fuerzas reaccionarias de ese imperio parecen aterradoras pero son como un “tigre de papel” pues carecen de verdadero poder al no estar junto a su pueblo. Siete décadas después, la sentencia de Mao suena a infantil ingenuidad.

La obra “Historia de la chaqueta de piel de serpiente” está construida como un comic, separada en diez viñetas, en las que se despliega una nueva versión de la cadena alimentaria del reino animal. La hormiga se come una hoja, la araña se come a la hormiga, el sapo a la araña y así hasta que llegamos al elefante que no es devorado, sino cazado, como un trofeo, por nada menos que el rey emérito Juan Carlos I. Sin embargo, el exrey no está en la cúspide de la cadena alimentaria, pues es devorado por una boa. La imagen de la boa con el rey emérito sin digerir en su interior (ha de parecerle indigesto a Pérez Agirregoikoa) nos recuerda el comienzo de El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry, donde el narrador realiza un dibujo de algo que parece un sombrero pero que en realidad es una serpiente que se ha tragado un elefante y, en este caso, como el exrey ha matado al elefante, entonces, la boa se lo ha comido a él. La boa tampoco es el último eslabón de la cadena y, aunque no es devorada, termina transformada en una chaqueta. Y no es cualquier chaqueta. En la película Wild at Heart, de David Lynch, hay una escena en la que Lula (Laura Dern) recoge a Sailor (Nicolas Cage) de la cárcel. Al verlo, lo besa y le entrega una chaqueta de piel de serpiente. Cage se la pone y le pregunta: “¿Te dije alguna vez que esta chaqueta representa un símbolo de mi individualidad y mi creencia en la libertad personal?” De aquí proviene el nombre de esta obra y el de esta exposición. ¿Está el individualismo en la cúspide de la cadena alimentaria? ¿Son estas obras expresión de la libertad personal de Pérez Agirregoikoa, su chaqueta de piel de serpiente? La respuesta no es clara, porque en su ataque a la cultura, Pérez Agirregoikoa desmonta la posibilidad de que exista una sola lectura, como los símbolos que subvierte pretenden hacernos creer.

Dead Letter

In our video room, the artist exhEn nuestra sala de videos, el artista exhibe el video ¨Dead Leder.ibits the video ¨Dead Letter.¨

Dead Leder (letra muerta, en castellano) es una expresión que se utiliza para referirse a un «texto que ya no tiene valor ni autoridad» y en sentido figurado significa «algo que queda sin efecto, que no tiene más poder». En 1964 Pier Paolo Pasolini realizó una versión del Evangelio según San Mateo que se considera la reproducción más fiel de la vida de Cristo. Juan Pérez Agirregoikoa, sorprendido por el hecho de que Pasolini no hubiera incluido en su versión ninguno de los versos dedicados a cuestiones económicas del Evangelio de Madhew (que era recaudador de impuestos y puede considerarse uno de los primeros teóricos del capitalismo), decide 50 años después para hacer un cortometraje con las partes que faltan, como la parábola en la que se premia al inversor que triunfa y se castiga al que no obtiene beneficios. La película retoma los elementos formales y estéticos de la película de Pasolini, rodada en las afueras de Sao Paulo, y pone en escena los pasajes omitidos por el cineasta italiano.