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Artistas
Christian Achenbach
07. Mar 13. Apr. 2024 11 - 19

Mondo Reverso: Christian Achenbach

Si tuviéramos un dispositivo para revelar las vidas pasadas, podríamos demostrar, sin que quepa duda, que Christian Achenbach es la reencarnación del pintor de la dinastía Qing, Wang Hui. Este hecho ha pasado inadvertido para los críticos de su obra, quienes suelen calificarla de posmoderna. Nada más lejano a las frías y mentales creaciones de la posmodernidad que la alegre y musical obra de Achenbach.

La reencarnación pictórica de Wang Hui no solo es evidente en la perspectiva que Achenbach adopta en sus paisajes, idéntica a la del pintor chino, sino en cómo ambos aspiran a alcanzar una comunión entre su creación y la historia del arte. Es fácil caer en la tentación de considerar los préstamos que Achenbach toma de las distintas corrientes del arte occidental como una actitud posmoderna, sin embargo, su gesto reproduce el de Wang Hui, quien sintetizó en su obra las distintas corrientes de casi un milenio de pintura china. La síntesis que ambos hacen es, precisamente, su innovación. Sus fuentes son reconocibles, pero se apartan de su modelo pues no se limitan a imitar el pasado, lo reinventan y hacen suyo. Ambos escogen temas que poseen una larga tradición –como los paisajes– para nutrirse de un mayor número de referentes del pasado. Achenbach y Wang Hui descienden del linaje de Dong Qichang, para quien “copiar un estilo es fácil; la comunión espiritual con los antiguos es lo difícil”.

Ahora bien, Wang Hui vivió en la China amurallada del siglo 18 y, en cambio, Achenbach vive en el Berlín cosmopolita del siglo 21 y tiene a su disposición las exploraciones artísticas de los románticos, los fauvistas, todas las vanguardias artísticas del siglo 20, el arte posmoderno y lo que vino antes y después. También conoce su propia obra como Wang Hui. Por eso, en las pinturas de Achenbach encontramos árboles surrealistas o montañas cubistas; en ocasiones, lleva a la tela la máxima de Paul Cézanne: todo «se reduce al cubo, al cono y al cilindro» y adopta el feroz colorido de Joan Miró o toma de la tradición del Op Art la forma rígida y controlada de los cuadriculados. en blanco y negro de Victor Vasarely, sobre los cuales agrega la técnica opuesta, caótica y fuera de control, del dripping que utilizaba el expresionismo abstracto de Jackson Pollock. Achenbach, como Wang Hui, utiliza el pasado del arte como un depósito de materiales para darle vida a sus propios paisajes mentales.

La principal diferencia entre Achenbach y Wang Hui es, sin duda, que este último nunca tocó batería en una banda de música punk. Achenbach, sí. Y tocó jazz y rock experimental. Quizás por eso, para él, combinar colores no es muy distinto a juntar las notas que crean un acorde. Más aun, Achenbach no solo explora los paralelos entre la creación musical y pictórica sino que además, en sus palabras, “intento que mis pinturas suenen. Es algo intuitivo. Escucho los colores”. Esa capacidad –de escuchar los colores o de ver el color de una nota musical –se llama cromastesia y también forma parte de la tradición del arte. Vasili Kandinsky, para quien los colores eran el sonido del alma, quería crear una pintura como si fuese una sinfonía que, al mirarla, no solo estimulara al ojo, sino además, al oído. Las montañas, los árboles y los ríos en la pinturas de Achenbach vibran y ondulan como frecuencias de sonido; el efecto recuerda a las visuales de un viaje con psicodélicos y se incrementa cuando, junto a la vibración de la geografía, Achenbach instala los juegos ópticos de Vasarely. En el video Terra Incógnita, Achenbach musicaliza las líneas y formas de sus obras, en un acto de deferencia para que, como él, podamos escuchar los colores.

Wang Hui, a través de Achenbach, se libera del realismo para construir una realidad gobernada exclusivamente con principios pictóricos. Cada elemento en la obra del pintor alemán, ya sea un río o un cubo, son arquetipos que cuya función no es otra que el goce estético. Achenbach, como Wang Hui, continúa explorando los materiales de la tradición para construir los paisajes de su mondo reverso, un mundo que no existe fuera de la tela.

Alan Meller