Motion Sickness
Horario y Lugar
Bárbara de Braganza 9, Madrid. Martes a Viernes 11:00-19:00 / Sábado 11:00 - 14:00 Lunes y Domingos cerrado. Sábado abierto hasta las 2pm.Artistas
Nicole TijouxMotion Sickness: Nicole Tijoux
Nicole Tijoux (Santiago, 1981) lleva décadas pintando el agua como un velo que desfigura los cuerpos y objetos, obligando a preguntarnos si acaso existe una forma no distorsionada de la realidad. Las obras de esta exposición nos recuerdan las palabras del pintor italiano Giorgio Morandi, para quien “nada puede ser más abstracto, más irreal, que aquello que vemos.”
A finales del siglo XIX, el físico Arthur Worthington tomó fotografías a alta velocidad de una gota de leche cayendo sobre una taza de té. En la primera fotografía se puede observar un cráter en la superficie del té; en la segunda, los bordes del cráter se alzan formando una corona; y, en la tercera, una columna se eleva en medio del cráter que ya se ha desvanecido. Todo sucede tan rápido que nuestra percepción no es capaz de ver cada una de estas formas por separado y las junta en una sola imagen, como si sucediera simultáneamente. La velocidad con la que percibimos el mundo crea una imagen distorsionada de la realidad.
Nicole Tijoux explora esa distorsión. En sus obras anteriores pintaba cuerpos sumergidos en el agua con un estilo hiperrealista que permite apreciar con nitidez las formas líquidas de las figuras. Tijoux creaba sus obras a partir de fotos de piscinas, algunas tomadas con el obturador muy abierto para incrementar la deformación. En aquellas pinturas, todo lo sólido se desvanece en el agua. El pintor británico David Hockney, una temprana influencia de Tijoux, sentía atracción por la manera en que el agua desfigura el cuerpo humano y consideraba que representar la transparencia era un bello problema, un “desafío gráfico” que combina tres planos en un mismo espacio: las estelas y ondas que le dan forma a la transparencia del agua; los cuerpos tridimensionales en las profundidades, desfigurados por la refracción y el reflejo del exterior sobre la superficie. Buscando la mejor manera de representar el agua, Tijoux disolvía los óleos con diluyente y así creaba una pintura líquida, liviana, translucida. Hasta que estuvo cerca de las obras de Joaquín Sorolla y comprendió que el agua podía ser más pastosa, que se podía representar lo líquido con materia.
En un plano simbólico, el agua, en la obra de Tijoux, reúne dos pulsiones freudianas. El cuerpo que flota ingrávido representa lo erótico, el impulso de la vida; sin embargo, la ausencia de solidez, la posibilidad de hundirnos, tienta nuestro impulso tanático por alcanzar el silencio del muerte. Así lo experimentó Tijoux cuando una embarcación en la que iba se volcó en el mar. Al caer en el agua, Tijoux se quedó inmóvil y comenzó a hundirse. Miró hacia arriba y pudo ver la luz alejándose. Sintió una extraña serenidad, como si fuera espectadora de su propio hundimiento, en silencio, maravillada por la luz que se hacía cada vez más tenue, hasta que finalmente reaccionó, nadó hasta la superficie y sintió terror frente a la cercanía de la muerte. ¿Cómo un mismo hecho podía gatillar experiencias tan disímiles?
En las obras de Motion Sickness, Tijoux lleva un paso más lejos la representación de una realidad alterada incorporando las distorsiones mentales, los filtros psíquicos que modifican la percepción del mundo, esos otros velos que tiñen la realidad, como los recuerdos, los deseos y temores, la pequeñas alucinaciones cotidianas, como si llevara al lienzo la idea budista de que el mundo está hecho de mente.
Hace medio siglo, el científico francés Michel Jouvet conoció el caso de un joven que, por una extraña enfermedad, no durmió en cuatro meses. Vivía su día normalmente, pero, al caer la noche, durante un par de horas, confundía el mundo real con el onírico. Escuchaba voces, veía imágenes y a personas que incluso podía tocar pero que, sin embargo, provenían de sus sueños. La mente crea una imagen distorsionada de la realidad.
En estas obras, Tijoux no explora cómo el agua modifica las formas de aquello que observamos, sino cómo el observador distorsiona lo que observa. El espacio-tiempo pierde su linealidad y se abre a una experiencia multidimensional, en la que el pasado se funde con el presente, y un lugar existe junto a otro. En la obra del pintor keniata Michael Armitage, Tijoux encontró la manera de abordar esta nueva percepción. Las pinturas de Armitage entrelazan múltiples escenas que extrae de su biografía, de la historia de Kenia, de noticiarios o carteles publicitarios, de épocas y lugares distantes, todo fusionado en una obra.
La estrategia plástica de Armitage para cruzar distintas imágenes le dio la clave y, entonces, Tijoux diseñó un método para no extraviarse en la experimentación: combinó una regla fija con el azar. Sin mirar, extrajo diversas imágenes de su archivo fotográfico de piscinas y de sus propios cuadros, como si fueran cartas que ocultan el destino de una obra. Luego, al enfrentar el lienzo aplicó la regla: tres escenas y dos perspectivas. Cada una de estas obras funde tres escenas de tiempos y lugares distantes, sin superponerse, compartiendo dos perspectivas. La idea de unir una estructura fija con el azar la tomó de Mark Tansey, quien para superar sus bloqueos creativos, diseñó una máquina de metáforas compuesta por tres ruedas concéntricas que podían girar independientemente, talladas en sus bordes con conceptos filosóficos y metafísicos que, combinados azarosamente, generaban nuevas asociaciones conceptuales que luego pintaba y unía usando un mismo color como un pegamento monocromático.
Una regla estructural regida por el azar le ha permitido a Tijoux combinar, no solo distintas épocas, sino también una diversidad de técnicas: acuarelas, pintura plana y pintura densa, diversas texturas, collages de imágenes digitales con obras antiguas recortadas y pegadas en las telas y luego pintadas encima. Necesitaba desprenderse de la limitada paleta de colores a la que la sometía la representación de piscinas que llevaba haciendo desde años. El espectro de rojos, relegado a un segundo plano, ahora podía recobrar protagonismo.
El resultado es una abstracción figurativa líquida, como si el agua hubiese rebosado la piscina deformando todo el universo, como si lleváramos semanas flotando sobre el agua, mecidos, mareados y al volver a pisar tierra todo lo que nos rodea continúa meciéndose. Las obras de Motion Sickness nos sugieren que siempre hay un velo que le da forma a la realidad. Si para el poeta Matsuo Basho la poesía debe ser como una gota de rocío en la que se refleja el universo, para Tijoux, el universo no existe fuera de ese reflejo.
Alan Meller